Meditaciones conmigo mismo: El Camino desde el Ego a la Humildad

Entréme donde no supe: y quedéme no sabiendo, toda ciencia trascendiendo.

Una misma acción, un mismo lugar... un mismo evento. Lo tintas de rosa, de azul o de negro y... sigue siendo el mismo evento. Donde diablos quedó mi convento, donde mis monjes llanos con sus raídos hábitos sólo por un simple cordón ceñidos.

Yo no supe dónde estaba, pero, cuando allí me vi, sin saber dónde me estaba, grandes cosas entendí; no diré lo que sentí, que me quedé no sabiendo, toda ciencia trascendiendo.

¿Donde quedó mi humilde figura... con un simple cordón ceñida? Hoy parezco otra gente, de lindo uniforme, que dejé aquel cordón para ceñir de color mi cintura. Pero no sólo cambió mi cintura, coloqué en mi pecho visibles blasones y ocupé por pleno derecho la preferencia en los mesones.

De paz y de piedad era la ciencia perfecta, en profunda soledad entendida, vía recta; era cosa tan secreta, que me quedé balbuciendo, toda ciencia trascendiendo.

Hoy parezco otra gente, ya no colorea mi cintura, no irradia el arco iris, ahora gusta el negro a mi cintura, pues da más empaque... y de paso alimento más  mi ego. Fui el mejor, por supuesto el más grande, pero si la gente olvida, yo... yo siempre lo pongo por delante.

Estaba tan embebido, tan absorto y ajenado, que se quedó mi sentido de todo sentir privado, y el espíritu dotado de un entender no entendiendo, toda ciencia trascendiendo.

Más... ¡que puñeta! del negro pronto me cansé, pues ya éramos muchos y muy poco yo me notaba... ¡pardiez... y esto no puede ser! Noté con mi gran humildad, vaya esto por delante, mejor otros colores pues ya se necesitan pocos valores, ni tampoco saberes,  pues ya no hay deberes, ni respeto... ni honores.

El que allí llega de vero de sí mismo desfallece; cuanto sabía primero mucho bajo le parece, y Su ciencia tanto crece, que se queda no sabiendo, toda ciencia trascendiendo.

El destino ya sólo tiene un nombre, ah... si, se llama camino. Camino, caminito ¿dónde me llevas? Cuando con los primeros pasos revolví tu polvo, mil anhelos me mostrabas, si, te recuerdo: DO era tu apellido. Con suntuosidad y misterio nobles metas me marcabas.

Cuanto más alto se sube, tanto menos se entendía, que es la tenebrosa nube que a la noche esclarecía: por eso quien la sabía queda siempre no sabiendo, toda ciencia trascendiendo.

Y ahora que en lo más alto me encuentro, no hablo de negocio... no, siquiera de dinero, que estos los tengo controlados. Pero si que me pregunto ¿que es lo que desde el negro he aprendido? Algo si entiendo, la humildad he perdido... pero era necesario pagar ese tributo, pues caro capricho es el ego... si quieres que tu destino sea el querer ser el primero.

Este saber no sabiendo es de tan alto poder, que los sabios arguyendo jamás le pueden vencer; que no llega su saber a no entender entendiendo, toda ciencia trascendiendo.

Llegar primero a la costa soñada, llegar por todos los medios. Los monstruos, dragones y fieras feroces, ya los vencí en luchas atroces... y ahora cuando asoma la costa, cuando aparece el final del camino, giro y veo que aquellos monstruos y fieras, no eran sino mis propios miedos...

Y es de tan alta excelencia aqueste sumo saber, que no hay facultad ni ciencia que la puedan emprender; quien se supiere vencer con un no saber sabiendo, irá siempre trascendiendo.

Miedo a no ser primero, miedo a que otro tenga un merecimiento, miedo a que me olviden, aunque este ya en el olvido... ¿Quién me recuerda? ¿Quién fue mi compañero? ¡Oh, nadie por supuesto!, no sea que tenga que compartir con él mi esmero.

Y ahora ya en el final me hallo, a mis pies la costa buscada... a mis pies el final del camino anhelado. Y justo ahora, rompiendo la cinta de meta, a la que por supuesto he llegado primero... Veo que no hay aplausos, que no hay coronación, ni medalla... ni nada. Al final no hay NADA... VACÍO... UNIVERSO...

El Camino, el Destino, el DO... no lleva a ningún sitio. Ahora en el final de ese viaje, paras, piensas y miras... no hacia delante que es el Futuro y por lo tanto no existe. 
Ahora me doy cuenta de que no he aprendido a  ATENDER EL PRESENTE... pues cuando lo intento... ya es PASADO. Y no es que no se pueda atender el Presente, que se puede... lo que sucede es, que es muy díficil y necesita tiempo, y humildad, y no existir deseo de negocio, necesita no tener ego, necesita saber estar atento y concentrado con los cinco sentidos en el Objeto... y saber estar atento y concentrado, sin sentidos, sin pensamientos, en concentrada atención en el Sujeto.
Como esto no es así, que mi vida llevó otros derroteros, sólo me queda mirar hacia el Pasado, a los recuerdos... y a fe, que lo primero que veo es que el DO, el camino... sólo es... el trecho andado... y enderedor... NADA... VACÍO... KÛ... KARA...

Y de esa nadería, surge la única grandeza... la oportunidad de rehacer tu vida desde el no-haber... que es el haberlo-todo, pero que sólo desde la escondida humildad y el saber de la experiencia, puedes recrear un nuevo camino... sabiendo ahora, que lo que andas es lo que eres, aprendiendo a Atender y Sentir el Presente Continuo... lo más grande que hay de entre toda grandeza...

Y, si lo queréis oír, consiste esta suma ciencia en un subido sentir de la divinal esencia; es obra de su clemencia hacer quedar no entendiendo, toda ciencia trascendiendo.

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