RELACIÓN ENTRE HYAKUHACHI NO BONNÔ Y CIERTOS KATA (y III)

百八と奥伝形. HYAKUHACHI Y OKUDEN KATA.
 En la Parte I de este artículo se hablaba del contenido filosófico-moral-religioso de números como 108, 54, 36, 18… etc., mientras que en la Parte II, vimos los kata relacionados a los números junto con una pequeña descripción de cómo el Quanfa chino o el Bu-jutsu japonés influyeron en el arte autóctono okinawés hasta los primeros estilos del Karate. Y como con aquellos influjos exteriores a la isla también llegaron los Kata, verdaderos cofres que guardan los tesoros del arte. Curiosamente, se eligieron aquellos kata cuyos nombres traducidos resultan ser números. Viéndose además como esos números coincidían con los números de contenido budista o relacionado con la Medicina Tradicional China.

Sobre estos kata, con nombres generalmente en chino, cuya traducción resulta un número, se ha hablado y escrito mucho acerca de sus porqués o para qués de esos nombres. En esto es lo que se pretende incidir en esta “Parte ĪII” del artículo.

Concepción Budista.
A pesar de que el “108” y sus submúltiplos resultan ser conceptos budistas, es necesario aclarar como esos aspectos de religiosidad o espiritualidad tan propios de los templos, cuando llegaron a Okinawa fueron aceptados por el pueblo o por aquellos practicantes de artes de luchas.
La mayoría de aquellos primeros practicantes okinawenses rechazaban el budismo en favor de sus propias creencias… esto no quitaba para que, en cambio, aceptasen sus nombres en aquellos kata o estilos que llegaban y que fortalecían sus conocimientos o habilidades.
Tal como, igualmente hoy, en nuestros Dojo, practicamos aquellos antiguos kata y apenas reparamos en su historia o contenido filosófico.
La representación de los “108 oprobios o impurezas” de concepto moral budista a algo de significación palpable, se reflejó en los estilos de Quanfa que estaban unidos a los templos o monasterios, sus kata o formas guardan esta representación con su nombre y a veces con su contenido.

Concepción anatómico-curativa.
La medicina popular o la Tradicional China, la fitoterapia (herbolaria), etc. también jugaron un papel importante. Se decía que: “las hierbas y el ejercicio son la única protección natural del ser humano contra la enfermedad”.

Los principios de la fitoterapia, acupuntura, masaje y otras formas relacionadas del tratamiento de lesiones formaban parte de los entrenamientos marciales. Para los maestros del Quanfa tradicional, una recuperación rápida era siempre necesaria y muy importante, y más, dependiendo del periodo de inseguridad social que tocaba vivir. 

Determinados maestros de las artes de lucha chinas en la antigüedad, influidos por monjes o ermitaños, llegaron a conclusiones que les inducían a afirmar que tanto la adecuada alimentación y el ejercicio físico equilibrado eran decisivos para una vida saludable y, por consiguiente, muy a tomar en cuenta en los entrenamientos marciales. 
Hua Tuo (siglo II dC), por ejemplo, desarrolló una forma de Quanfa terapéutico que se basaba en movimientos de cinco animales, y comprobó que mediante la tonificación de los órganos vitales y la práctica terapéutica ayudaba en la mejora de la fuerza física y disminuía la fatiga o la depresión.

Más tarde la maestra Fang, fundadora del estilo de la Grulla Blanca, comentaría que efectivamente, la fuerza excesiva puede fácilmente acabar provocando daños personales graves, e incluso la muerte… pero para ella también era muy importante el interior de la persona: encontrar la paz y la armonía. En el aprendizaje de la lucha, es importante el entrenamiento físico, pero el verdadero poder y sabiduría provienen de dentro y se reflejan hacia fuera: la meditación y la asimilación filosófica han de equilibrar la dureza del entrenamiento físico

El kata juega aquí un papel excepcional. Según ella, al alumno debe enseñársele según su capacidad individual y el kata le ayuda a progresar a su propio ritmo. Luego, a mayor aplicación del kata (bunkai) en el entrenamiento… más se desarrollará su fuerza interior. Happoren es un kata ejemplo de esto, decía Fang, desarrolla la fuerza interior, y con la constancia se llega a manifestarse uno a sí mismo llegando a fluir tanto hacia dentro, como hacia fuera, a través de los 36 puntos vitales.

Con el paso del tiempo, los estudiosos y sanadores tradicionales llegaron a descubrir la existencia de conductos internos por donde circulaba la energía y se fueron asentando su relación con diversas funciones fisiológicas. Hallaban zonas concretas de piel muy sensibles que se correspondían con ciertas enfermedades, y eso les llevó al reconocimiento de una serie de puntos concretos. A estas rutas o canales se conocieron como meridianos.

En la dinastía Ming, la fitoterapia y la acupuntura se habían extendido por toda China. Luego en la dinastía Qing, el Colegio Medico Imperial chino estableció normas nacionales para las ciencias de la salud: acupuntura, fitoterapia, Qigong, moxibuxión y masaje terapéutico. Se procuró que un practicante de Quanfa debía esforzarse por adquirir ciertos conocimientos de cara a la sanación, pero estas nociones podían resultar complicadas de asimilar o de transmitir.

Durante la dinastía Song, se tomó especial interés de conocer al detalle la localización de cada uno de los puntos de los meridianos en correspondencia con los órganos internos con el importante fin de establecer un patrón que sirviese a los estudiantes de medicina, acupuntura, moxibuxión… etc. A lo largo de la historia de estas artes curativas, ya se habían descubierto muchas localizaciones en el cuerpo humano no adecuadas para aplicación de la aguja o la moxa; la actuación sobre estos puntos empeoraba la situación en lugar de conseguir una mejora, y en ciertos puntos aplicar la aguja podía causar la muerte.

En esta época destacó un célebre y experto practicante de artes marciales, fundamentalmente en los estilos duros de Shaolin, y que a la vez era también afamado acupuntor. Se trataba de Zhang Sanfeng, este hombre buscaba el crear un estilo de defensa personal definitivo que le permitiera someter al adversario utilizando la mínima fuerza lesionando puntos débiles del cuerpo humano.
Comprobó que golpeando concretos puntos vitales, otras zonas del cuerpo se volvían mucho más vulnerables, incluso si se utilizaba poca fuerza en la aplicación de presiones o golpeos.
Zhang construyo ciertos quan o kata en los que recogía estos puntos débiles juntos con sus conocimientos de Quanfa (duros “Go” y blandos “Ju”). Los Bunkai de estos kata sólo los mostraba a alumnos de mucha confianza y muy a menudo quedaban ocultas en lo abstracto de los kata. Se dice que como resultado de estos estudios resultó el Taijiquan (el gran puño final).

¿Por qué ciertos kata se llaman con números?

Como respuesta, existen muchas variantes, una de las razones es que puede hacer referencia a: el número de pasos o movimientos, el número de técnicas, el número de tácticas o bunkai que implican… 

Aquella idea de Zhang Sanfeng, fue recogida por otros médicos o acupuntores conforme registraban cada vez mayor número de puntos vitales en los que llegaron a prohibir la aguja o la moxa. Se piensa que se fueron creando como “tablas” con determinados números de puntos débiles para su mejor comprensión. Entonces unificaron la idea de Zhang enfocada a la autodefensa con la idea del estudio anatómico. Y como la influencia budista abarcaba tanto a los estilos de lucha como a las escuelas de sanación… se comenzó a utilizar números relacionados con esas influencias de corte religioso/moral.
Médicos, estudiosos y practicantes marciales, a lo largo de generaciones, fueron practicando métodos de autodefensa que a la vez les servía de estudio o recordatorio, principalmente a través de sus kata.

Como ejemplo de esto, tenemos a Feng, que ideó su método compuesto de 36 variantes con la idea de poder luchar con maoístas, monjes o militares… y nunca fue derrotado. Su método sólo fue transmitido a sus principales alumnos y quedó muy pronto oculto por un impenetrable secreto ritual. Los 36 puntos se dividían en cuatro grupos de 9 puntos: mortales, neurológicos, dolorosos y paralizantes.

De esta forma pudo haber kata que fueran trabajando in crescendo  9, 18, 27 y 36 puntos vitales. Luego el número se incrementó a 72, muy posible 18 (Seipai) fue un kata muy considerado entonces, ya que 36+18=54 y 54+18=72. Posteriormente, cuando se estableció el templo de Shaolin del Sur el número de puntos vitales llegó a 108… quizás a través de sumar 36 a 72 o dos veces 18 a 72.

Pero hoy, si nos detenemos a observar estas curiosidades, vemos que esto generalmente no suele coincidir si examinamos o practicamos esos kata; se alude que eso es bien porque esos kata han podido ser reformados a través del tiempo y de los maestros… pero en algunos kata que aun podemos considerar como originales, tampoco coinciden… ¿entonces?

 Algunos de los fundadores o creadores de las distintas escuelas marciales de antaño, o bien eran monjes o personas aleccionadas por ellos. También ciertos estilos de lucha nacieron y después perduraron como actividad rutinaria de los moradores de templos, monasterios, cartujas, conventos o retiros. Hubo una época en que proliferaron dojo de Karate con inclinaciones tradicionales-budistas, quienes cumplían con máximas como “ken Zen ichinyo” (Zen como un puño).
Ken Zen Ichinyo
El secretismo ritual que nació con el método de Feng perduró en el tiempo y en muchos estilos. Por un lado, desde el punto de vista moral o religioso no podía permitirse que cualquiera tuviera conocimientos suficientes como para causar una muerte fácil a un semejante, esto chocaba mucho y frontalmente con las ideas budistas y de otras religiones. Por otro lado, desde el punto de vista ético de quienes se dedicaban a la medicina en todas sus ramas o variantes, tampoco veían eso con buenos ojos. Pero, desde un punto de vista militar o incluso civil, y más según las vicisitudes por las que atravesaban las personas o entes según épocas de guerras o inseguridades, ¿Por qué ciertas personas no debían tener acceso a esos conocimientos?

El reducido número de practicantes que llegaban a conocer esos secretos a su vez, sólo los transmitían generacionalmente y curiosamente solía ser verbalmente y con la práctica recibida. Era frecuente que un estudiante estuviera recibiendo la formación de esas técnicas ocultas sin saberlo, y transcurría la formación de ese aprendiz sin que supiese que se le estaba enseñando realmente.

Monjes, ermitaños, sanadores… que a su vez eran eruditos en las artes de lucha solían emplear artimañas con el fin de enmarañar los contenidos técnicos y sobre todo de bunkai de ciertos kata. Solían poner un nombre especial para describir cada una de las técnicas. Los kata servían tanto para mantener una salud robusta en forma de tabla de ejercicios, como para memorizar ciertos puntos vitales, como para saber como o desde donde sensibilizarlos, como de defensa personal y de aplicación de posturas de defensa y ataque. 
En este empeño se ivan formando nuevas series de ejercicios o kata o quan y se les fueron dando nombres como Seisan (13), Seipai (18), Niseishi (24), Nepai (28), Sanseiru (36), Useishi (54), Peichurrin (suparinpei, 108). Algunas de estas kata sirvieron de base para desarrollar nuevos estilos alternativos de Quanfa, sobre todo en la zona de Fujian.

Otros kata, a menudo, llevaban nombres abstractos, que se correspondían con su fundador, el lugar de origen, la intención del practicante, la especialidad o alguna característica original del kata, etc. Pero también muchos nombres de kata o de técnicas contenidas no se correspondían absolutamente con la realidad, a fin de preservar el grado de secretismo ante el intrusismo. Por ejemplo que decir de Seipai, que tiene: ¿18 movimientos? ¿18 ataques? ¿18 defensas? ¿Enseña actuar sobre 18 puntos vitales?

Se dice que cuando una técnica de un kata se realiza de manera muy lenta, es para mostrar la dirección de donde se encuentra exactamente un determinado punto vital, nos muestra como y con que parte golpear o incidir… esto podría suceder, siguiendo el ejemplo de Seipai, en el ura-nikite uchi del inicio. También se dice que puntos vitales muy importantes son tratados en los kata con técnicas poco usuales, como son las aplicadas con las puntas de los dedos o falanges.
Pero lo cierto es que se debe tener mucho conocimiento del kata para observar todo esto. Grandes maestros mas recientes en la historia de las artes marciales nos dejaron un importante legado algo más clarificado de los antiguos kata. Maestro y practicante han de llegar en algún momento al lado okuden del arte marcial y del kata en el fin de conseguir el significado profundo de su afición y vida, ya que es mucho lo que guardan los kata.

Números y kata.
La relación de ciertos kata “numerales” vistos en la Parte II nos hacía una breve reseña de su contenido, de nuevo enumeramos algunos para ver el lado simbólico de los mismos:

Sanchin kata se relaciona con el “3”. El 3 en oriente suele estar relacionado con el “San i ittai” (conceptos de la Trinidad) y con la Teoría Inn-Yang (1-Inn; 2-Yang; 3-La línea que marca o divide las distintas fluctuaciones del Inn-Yang). 

Tensho se ha relacionado con el “6” por las seis formas en que se usa la mano en este kata. Esto coincide con los 6 aspectos de “Kon” que son: los ojos, los oídos, la nariz, la lengua, el cuerpo y el espíritu. Esto parece ser las vías por donde se conecta con las impurezas, y a través de las cuales nos deshacemos de ellas. Consideremos estos dos kata: Sanchin y Tensho, representan lo duro (Go) y lo blando (Ju) respectivamente… pero si observamos mejor vemos que mientras Sanchin concentra y sus movimientos parecen dirigirse hacia el interior… Tensho saca sus movimientos hacia afuera. Sanchin se hace fuerte en el Inn-Yang… Tensho lucha por sacar las impurezas, al menos que no entren. Estos son dos kata muy relacionados con la respiración y la contracción-descontracción y por lo tanto con los centros energéticos o chakras y la circulación de la energía o Ki.

Seipai, significa “18” en chino. Procede de la progresión 6x3. Mientras “6” representa como vimos los seis conceptos “kon” (vista, oído, nariz, lengua, cuerpo y el espíritu)… “3” hace referencia o representa a los deseos mundanos como “lo bueno, lo malo y la paz”. Cuando los seis aspectos “kon” a través de esas tres formas de deseos mundanos… se convierten en “18 impurezas o oprobios”. En los inicios del estilo Shaolin se fijaron 18 kata, y por entonces se piensa que se trabajaba con 18 puntos vitales cuidadosamente elegidos. 

Sanseiru, significa “36” y se calcula por la fórmula 6x6, donde el primer “6” ya vimos son los conceptos “kon” el segundo “6” representa al color, la voz, el gusto, el olfato, el tacto y la justicia… esto nos lleva a las “36 impurezas”. Pero también se puede partir de duplicar el resultado de Sepai o “18” y, si esos seis conceptos “kon” fueran tocados por los “3” deseos mundanos del dolor, el placer y el abandono resultarían otras “18 impurezas” que sumadas a las otras “18” también da “36 impurezas”. La primera recopilación de puntos vitales prohibidos, constaba de 36 de ellos.

De Gojushiho (54) no he hallado hasta el momento conexión ideológica, podría proceder siguiendo la progresión de 6x9, o lo que es igual, aparecerían tres deseos mundanos más. Es posible que arquitectónicamente o por causas orográficas algunos templos que representaban el 108 en tantos escalones para acceder, se viesen en la necesidad de dividirlos en etapas o descansillos. Pero también estaría la progresión Sanseiru + Nepai, Nepai o Nipaipo (28) tiene la curiosidad de que su traducción hace referencia a “28 Constelaciones, Budas o Sabios” que estarían aportando otras tantas “impurezas”… pero esto es aventurar un poco, creo. Si, desde la medicina, que en ocasiones se comenta que se hizo coincidir a 54 cuando se fueron incrementando número de puntos vitales anatómicos al conjunto anterior de 36.

Y finalmente tenemos Suparinpei (108): Este kata ya parte de la idea de que el hombre tiene “108 malas pasiones”, número que procede de multiplicar 36 (de Sanseiru) por 3 (que simboliza el pasado, el presente y el futuro). Además como veremos el arte chino de la curación fijó en 108 los principales puntos de energía.
Ahora bien, una cosa es comprender el significado espiritual de estos conceptos de las “108 impurezas” y otra es trabajo a realizar para eliminarlas. Mentalmente tenemos el Zazen o la meditación sentada que es la forma más conocida de Shugyo… pero las artes marciales y el Karate en particular es también otra forma de Shugyo. Por otra parte, se fijaron en 108 puntos vitales repartidos a través de los 12 meridianos principales del nuestro cuerpo.
Se trata de uno de los kata más importantes de la Escuela Goju-Ryu. “Hay 108 puntos de presión en el cuerpo, donde la conciencia y la carne se entrecruzan para dar vida al ser humano” (Marma Adi), en este sentido coinciden tanto las escuelas de AAMM de China y de la India.

En Nanbudo, tenemos el kata Hyakuhachi (108) que si bien técnicamente se trata de la adaptación al Nanbudo, en idea de Yoshinao Nanbu Doshu Soke, del kata de origen chino Kururunfa (17) y que filosóficamente hace referencia a “sostener la tierra” o al “ir y venir de las olas”, tan presentes en el Nanbudo, se lo denominó “108” como cierto guiño al simbolismo generalizado en Japón hacia ese número. 

Los Puntos Vitales.
De los primeros 36 puntos vitales, 22 se localizan en al parte anterior del cuerpo y los otros 14 en la posterior. Golpear los puntos de la cabeza produce inestabilidad; de la garganta, parálisis; de la superior del tórax, afecta al sistema respiratorio; de la parte baja de cuerpo, daña la cintura produciendo estremecimiento. Hay cinco formas de atacar a los puntos vitales: cortante (canto de la mano); penetrante (usando los dedos); manotazo (usando la palma); golpe (usando la mano o puño); agarre (usando dedos para enganchar).

La teoría de la circulación sanguínea se divide en 12 periodos iguales, y los puntos vitales se encuentran localizados a los largo de 12 meridianos. 
Pero a pesar de tener fórmulas para atacar esos 108 puntos vitales, también, manipulando esos 108 puntos vitales se podía reanimar a víctimas con lesiones en los puntos vitales. Este método se basaba en manipular el recorrido de diversos puntos vitales donde la circulación había sido cortada. Para devolver el cuerpo a su estado normal había que estimular la circulación manipulando esos puntos en los que se originaba la circulación sanguínea. Se conseguía así que la sangre volviera a fluir por la zona obstruida.

Los kata del Gongfu chino constituyen el método ritualizado mediante el cual se han transmitido tradicionalmente durante generaciones los secretos de la autodefensa. Cada kata está pensada para un sinfín de de escenarios concebibles de autodefensa, pero es más que tan sólo una larga combinación de técnicas. Al contrario: cada kata constituye una tradición única en si misma, con principios, estrategias y aplicaciones claramente diferenciados. Los Kata fueron pensados para ser utilizados en situaciones de autodefensa a vida o muerte y en ese sentido pueden emplearse, en caso de necesidad, para detener, herir, lesionar o incluso matar al oponente.

Un aspecto secundario, pero igualmente importante de los kata es su uso terapéutico. Los variados paradigmas de imitación de animales y los patrones de respiración usados fueron añadidos para mejorar la circulación sanguínea y la capacidad respiratoria, estimular la energía Ki, estirar los músculos mientras se fortalecen, robustecer huesos y tendones y dar masaje a los órganos internos. Realizar el kata desarrolla también la coordinación, porque se vibra, se utiliza la torsión y se rotan las caderas. Con el tiempo todo ello mejorará la biomecánica del practicante y le permitirá una realización perfecta empleando la mínima energía.
Al regularse la respiración y sincronizarla con la expansión y contracción de la actividad muscular, se oxigena la sangre y se aprende a generar, conservar y liberar la energía Ki, la cual puede tener un significativo efecto terapéutico sobre el cuerpo tanto interna como externamente.

En el kata se destaca la importancia vital para movilizar y dirigir la circulación interna de oxigeno, equilibrando la producción de hormonas y regulando el sistema nervioso. Cuando se realiza un kata correctamente, el practicante debería cargar su cuerpo de energía sin cansarse excesivamente. En las posturas inmóviles, la espalda debe permanecer erguida, los hombros relajados, la barbilla metida, la pelvis basculada hacia arriba, los pies firmemente plantados y el cuerpo mantenerse flexible, para que los canales de energía permanezcan completamente abiertos y para que sea posible practicar los adecuados alineamientos corporales.
El singular conjunto de posturas que se cultivan en los kata ortodoxos abre los conductos corporales, lo que permite que la energía fluya de manera natural. El ki puede entonces limpiar el sistema nervioso y regular el funcionamiento de los órganos internos.

En resumen la práctica regular de los kata desarrollara un cuerpo saludable, rápidos reflejos y una técnica eficaz, ayudando al practicante a prepararse para responder más eficazmente en situaciones potencialmente peligrosas.
La aplicación de los principios del kata, basados en las experiencias de autodefensa del creador del estilo, varía de uno a otro. En el Karate, estas aplicaciones técnicas dieron en llamarse bunkai. Y los componentes específicos del bunkai en tiempos recientes son: Torite, agarrar con las propias manos; Kyusho-jutsu, golpes a puntos vitales; Tegumi, técnicas de manos en la lucha cuerpo a cuerpo; Katsetsu waza, llaves y dislocaciones de las articulaciones; Shime waza, ahogos y estrangulaciones; Atemi waza, técnicas generales de percusión.

Los kata enseñaban a defenderse para no resultar herido, el estudio de los kata se convirtió en la inveterada costumbre mediante la cual se difundieron las aplicaciones secretas de la autodefensa.

Para controlar el comportamiento de quienes estudiaban los mortíferos secretos de los kata, las diversas escuelas de Quanfa adoptaron las enseñanzas filosóficas de los sabios, y por consiguiente se vieron profundamente influidas por el pensamiento maoísta, confuciano o budista.
Tras la Rebelión de los Boxers y la caída de la dinastía Qing, así como la extensión de las armas de fuego, se comenzó a diluir el hacer hincapié en el complejo arte de la percusión de puntos vitales o incluso en el aprendizaje de las artes de lucha sin armas.

Pero… ¿esto es todo lo hay?
¿Me debo conformar con conocer física y mentalmente unas series de movimientos y de bunkai… incluso hasta llegar a la memorización? ¿Eso es todo? El lograr uno o varios campeonatos… el conseguir llegar al “equis” Dan… el creer que he conseguido cierto nivel de autodefensa… ¿es… eso, todo lo que hay?

Y es aquí, en este estado de incertidumbre que, por otra parte es positivo para quien llega a sentir esto… porque le demuestra que durante el camino que ha recorrido hasta ahora, algo falta o a algo todavía no ha llegado. Lo negativo sería por el contrario, no llegar a esta situación… algo fallaría en la formación de ese individuo.
Y es aquí, decía… en este estado donde comienza la formación más espiritual, más profunda: el Okuden (el tercer nivel, lo oculto). Donde las creencias, el profundizar, el investigar… esa búsqueda sin fin nos muestran cosas que los kata (por ejemplo) nos guardan tan celosamente.
Porque en los ejemplos de kata tipo “numeral” que hemos descrito aparecen ciertas cualidades que también, independientemente de las connotaciones budistas, filosóficas o religiosas… nos indican otras cosas.


El Shugyo.
Shugyo significa la búsqueda del conocimiento, el aprendizaje, el estudio, la formación y la disciplina. Parece proceder del término Shugyosha (practicante de austeridades). Shugyo, al menos en el pasado, tenía serias connotaciones budistas. Shugyo puede ser traducido de dos formas: la primera es que 修 “Shû” significa “disciplina, estudio, reparación, cultivar” y 行 “gyô” son “ir, caminar, movimiento, un tipo de arte o poema” lo cual viene a decir algo como “estudio disciplinado de las artes”; la segunda manera de traducir sería cambiando el significado de “gyo” y entenderlo como un acto de “viajar a los maestros”… esto es, acudir a los seminarios o visitar distintos Dojo.

Más allá del literalismo, shugyo se puede definir como “la realización de uno mismo de una forma que inspira el dominio”, también como “llevar a cabo, caminar a lo largo… o la formación severa o austera”. Siglos atrás, se entendía por Shugyo como períodos de tiempo en que el personaje (ciertos monjes o guerreros) debía someterse a condiciones extremas (física, mental y espiritual) con el fin de lograr ciertas experiencias mejoradas, o sea, períodos de forja importantes para conocer las limitaciones reales de cada cual.

Ejemplos de Shugyo pueden ser ciertos entrenamientos que realizaba el maestro Oyama con sus alumnos en las montañas en extremas condiciones. O las formaciones misogi ascética (limpieza espiritual) del maestro Ueshiba. Ciertos tipos de Shugyo, también pueden aparecer bajo el nombre de Tokubetsu o Kangeiko.

Hoy día Shugyo se entiende en contextos más flojos, como “la búsqueda del conocimiento”, “un camino del aprendizaje”. 
La formación en el Budo implica el acondicionamiento del cuerpo, mente y espíritu. Estos tres componentes abarcan todos los aspectos de un ser humano, y deben ser objeto de atención en algún grado sin importar el estilo o la época de un determinado arte marcial o de un estudio. Es importante conocer que para tener una salud óptima es necesario estimular esas tres áreas de nosotros mismos. Existen actividades que ejercitan el cuerpo y/o la mente… o más la mente y menos el cuerpo… otros sólo el espíritu… pero el Budo tradicional es el único concepto que requiere la participación de las tres áreas. Por esto las artes marciales, en potencia, son una herramienta poderosa y única para mejorar la vida de uno… pero para ello hay que vivir el camino del Budo, llevar la aplicación de las habilidades, la sabiduría y la iluminación adquirida a otras prácticas de la vida. Vivir el camino del Budo supone navegar a través de la perseverancia, la determinación, la resistencia, la iniciativa, la disciplina y el honor.

Los kata, la verdadera esencia del Karate, representan los pasos a seguir para eliminar las "108 impurezas” lo cual según las creencias budistas lleva a un estado de iluminación. Cada práctica intensa del kata supone al practicante como el subir un escalón en esos tramos que llevan hasta el templo… o cada sonido de la campana al anochecer o amanecer. Hay que practicar el kata hasta saciedad, quemarnos a nosotros mismos con su realización, para que con los años, el cuerpo llevará a cabo cada movimiento con fluidez no interrumpida: uno no distinguirá entre mente y cuerpo… se convierte en espiritual, pero para ello se necesita una concentración de todas las fuerzas físicas y psíquicas. Este es el objetivo: el no depender de las técnicas aprendidas, sino el trascender con el conjunto de la Naturaleza y de la verdad. 

Con el tiempo aprendemos a ejecutar los movimientos básicos de kata (Shoden, primer nivel), luego entendemos la aplicación (bunkai) propuesta y otras formas de aplicaciones que pueden existir en el entorno (Chuden, nivel segundo): las habilidades de autodefensa han sido desarrolladas superficialmente primero y pormenorizadamente después, y con esto cuerpo y mente se han fortalecido al tiempo que hemos dado un avance significativo en nuestro aprendizaje. Y por último llegamos al Okuden… estado por el que ha discurrido este escrito.


Carmelo Marco.
Shin Nanbudo Huesca.

Distintos libros especializados, entrevistas a Maestros Marciales, artículos encontrados en la Red y sobre todo, apuntes guardados de experiencias vividas en cursos marciales y a lo largo de enseñanzas recibidas por mis Maestros… constituyen las fuentes bibliográficas que me han servido de base para elaborar estas tres series de los “108 no bonno y la relación con ciertos kata”.

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