I DEAI BUNKA BUDO: SHITO-RYU


Me resulta difícil comenzar esta crónica tratando de evitar los “Tópicos” que solemos emplear cuando has vivido una jornada para no olvidar fácilmente. Pero la verdad, tras darle vueltas durante esta mañana dominical, no lo he conseguido. Así, que no me queda otro remedio que empezar como siempre.

Este sábado pasado tuve el placer de ser invitado por mi “hermano” Sergio Medina al primer encuentro, de lo que acertadamente en mi humilde opinión, se ha denominado Deai bunka Budo (Encuentros culturales de Budo) y que estuvo dedicado a la divulgación del estilo de Karate-do fundado por Mabuni Kenwa sensei, Shito-Ryu.


 Como practicante de Nanbudo y de Shito-ryu, tenía especial ilusión en vivir en primera persona que mis compañeros nanbudokas conocieran mi otra “afición” del alma: el karate, que siempre ha estado latente en mi corazón a pesar de mi devoción por el Nanbudo. Toda mi vida, desde que empecé con el Taekwondo allá por los finales de los 70, hasta hoy he estado a caballo entre dos artes o estilos marciales, he tenido la suerte, la casualidad o “lo que sea” de saber apreciar y estar en lo que he hecho. En ocasiones he “desoído” consejos acerca de que debía centrarme en una u otra cosa… siempre he procurado seguir las advertencias de mis profesores o maestros, pero en este sentido yo he sido como las cabras que “siempre han tirado para el monte”, y hoy, pues no me arrepiento de ello.
Y esta ilusión de que mis amigos conocieran en primera persona el Karate ha sido posible gracias a los directores Agustín Subías  por el contenido y dirección de la sesión, y Sergio Medina por la organización del evento. Soy muy consciente de lo que significa la palabra maestro, sobre todo cuando esta se utiliza para referirse a los referentes marciales históricos o relevantes, pero no es menos cierto que cuando una persona tiene la facultad o posibilidad de enseñar y ejerce como tal, también lo es. Y si además de enseñar, como resultas, sus alumnos aprenden, progresan y adquieren una determinada educación y un saber estar en todo momento y circunstancia de esta vida, deporte o arte marcial… el llamarles maestros o profesores es con mayor merecimiento, circunstancia esta que no deshonra a los primeros referidos, sino todo lo contrario, todavía los enaltece más.
Yo ya era consciente de que mi amigo, compañero y “maestro-rural” Agustín Subías iba a estar a la altura de este evento, como cada vez que tengo el gusto de “sudar-kimono” con él, pero sinceramente en esta ocasión me sorprendió aún más ya que no se trataba de dar una sesión de Karate a un determinado grupo de karatekas, sino de mostrar no sólo el Karate sino, un estilo determinado de éste ante un foro practicante de un distinto arte marcial, máxime tratándose del Shito-Ryu, quizás el estilo más complejo de todos ellos, al menos de los que yo conozco.
Agustín comenzó haciendo referencia a los orígenes y fundamentos de la escuela Shito-ryu partiendo de la figura de Mabuni Kenwa Sensei como fundador del estilo. Explicó la situación inicial del “Te” en Okinawa, de su evolución en función de la demografía, geografía y corrientes exteriores procedentes generalmente de la vecina China. La formación de tres núcleos de Te localizados en las poblaciones de Shuri, Naha y Tomari y del nacimiento de las dos ramas o sistemas denominados Shorin (Shuri y Tomari) y Shorei (Naha) Ryu. La primera Shorin Ryu influenciada por los estilos norteños de Kung-fu, mientras que el Shorei se identifica más con los estilos sureños chinos. Mabuni Sensei estudió de ambas corrientes a través de los maestros Itosu Ankoh (Shuri) e Higaonna Kanryo (Naha) y creó su Shito-Ryu. En esta idea —continúa Agustín— el Maestro no cogió porque si kata de Shuri, Naha y Tomari-te, creando una lista que ronda el centenar y medio de kata, sino porque creyó oportuno transmitir conocimientos que él había obtenido de los tres estilos originarios, tampoco creyó conveniente privar a esos kata de su idiosincrasia primigenia con adaptaciones, a fin de guardar intactos sus bunkai y filosofía. No obstante, creó algunos kata personalmente pensando en su idea de estilo y también en adaptar el Karate a la mujer, como pueden ser Aoyagui, Miojo, Seiryu, Juroku, etc. y unos kata o métodos de kihon de esquivas (Tenshin happo), acciones de codo (Hiji ate go ho), desplazamientos (Tenpo go ho) o defensas (Uke go no hensoku o Go uke no genri).
Tras la exposición de historia y características del Shito Ryu y un pequeño calentamiento, pasamos a la realización del kata Juroku.

Agustín Subías con Manuel Ignacio
Juroku (十六, dieciséis) hace referencia a ese número de manera abstracta. No es probable, a igual que sucede con otros kata, que se refiera al número de movimientos ya que esto no suele encajar si se cuentan los mismos, en cada caso. Tampoco parece ser probable que 18 (Seipai), su duplo 36 (Sanseru) o su triple 54 (Gojushi)… o el duplo de 54 (Gojushi) y el triple de 36 (Sanseru) dan 108 (Suparinpei o Hyaku hachi) parecen o pueden formar parte de la filosofía o simbología budista, ya que en algunos de sus monasterios respetan ese número (108) repartido en descansillos de tramos de 18 o 36 escalones  para acceder al mismo en representación de los 108 defectos o anti-virtudes que un monje ha de superar para llegar a la budeidad o santidad. Si que es más que probable que este tipo de kata, de procedencia china, con nombre de “número” tenga relación con la MTC (Medicina Tradicional China) y concretamente con la recopilación de los puntos de acción o Kyûsho que se localizan por los distintos meridianos, que en un inicio se recogieron en una tabla de 16 ó 18, después creció a 36 y sucesivamente a 54, 108 o los 360 puntos existentes en la actualidad. Esto podría formar parte de los diferentes Okuden bunkai que los antiguos maestros quisieran incluir en cada kata.
Pero Juroku, se cree que tuvo otras inspiraciones del Maestro Mabuni, ya que creó este kata mientras enseñaba defensa personal en una escuela femenina en Osaka, donde también dirigía estas clases a adolescentes que podían rondar la edad de 16 años. Existe una anécdota en este sentido, y es que en algunas representaciones del teatro japonés “Noh” un actor, ataviado con una máscara masculina representa a un joven guerrero o príncipe del clan Heike, muerto a los 16 años en la batalla  de Ichonotani, expresando la fuerza y belleza de la juventud.
La elección del kata, a mi entender fue ideal, ya que para ser ejecutado por personas por primera vez no presenta excesiva dificultad y también es adecuado es este caso para mostrar su bunkai. Me sorprendió gratamente ver que mis compañeros Nanbudokas asimilaron perfectamente desde el mismo inicio este kata. También después, perfectamente explicado y demostrado por Agustín y el “uke” Manuel Ignacio cada una de las escenas del bunkai, las fuimos realizando comprobando también no sólo una excelente adaptación al trabajo del karate, sino además una exquisita armonización y acomodo. La verdad, es que Agustín, con su natural “campechanía” y maestría a la hora de mostrar  cada bunkai, alternativas a los mismos y facilidad de transmisión de conocimientos hizo posible que esto sucediera así. 

Tras un pequeño descanso, la segunda parte de la sesión fue dedicada a conocer un poco el estilo desde la perspectiva evolutiva de las defensas. Mabuni Sensei creó un método reuniendo las formas de defenderse contra un ataque, el Uke go no hensoku o Go uke no genri. Este método consta de cinco formas distintas, y en cada una de ellas Agustín e Ignacio nos ofrecían los ejemplos y explicaciones oportunas que luego todos pasábamos a practicar.
La primera forma se demoniza “Rakka” (semejanza de una hoja que cae del árbol). Tipo de de defensa ejecutado con tal fuerza que, según Agustín, si se practicase sobre el tronco de un árbol caerían sus hojas. La misma defensa ya supone un ataque. Al ejecutarse la acción defensiva, se ha de observar y ser consciente de hacerlas con la idea de que cada acción ejecutada es para rechazar el ataque de forma firme, contundente y sin desplazarnos de la línea del supuesto ataque. No se trata de evitar ese ataque, sino de rechazarlo con una potencia mayor que aquel, desequilibrando aquella acción para resultar con esta defensa, en una situación favorable y el opositor o atacante bajo control.
La segunda forma se denomina “Ryusui” (Como el agua que fluye). Es esta forma debe fluirse con el ataque del adversario desviándolo también de manera fluida al tiempo que se contra. Hemos de evitar actuar con rigidez, ya no es una acción como la anterior “rakka” contundente, firme y en el sitio… el ataque es descentrado por ejemplo, con una acción de nagashi uke, aprovechando la inercia y fuerza atacante sin resistirse a ella.
La tercera forma es “Kushin” (doblegarse). Consiste en recibir el ataque con un movimiento de flexión o extensión de cuerpo (o de ambos) buscando cortar el impulso del atacante para hacerle perder el equilibrio y quedarnos en ventaja. Para lo cual uno se puede repliega a moto o neko ashi dachi… o pendular de zenkutsu a hanmi kokutsu con el fin de dejar un espacio vacío entre el final del ataque del adversario y nuestro cuerpo al tiempo que aplica un o-ura, nagashi u otoshi uke para apartar, controlar el brazo atacante mientras aplicamos una acción de ataque simultánea o a la contra. La acción de creación de ese espacio muerto puede ser realizada de forma natural con un movimiento de flexión-extensión de las rodillas, procurando mantener recta la espalda. 
La cuarta forma es llamada “Ten-I” (movimiento corporal). Es un movimiento de salirnos de la línea de ataque del adversario, un moviendo de esquiva, para quedar directamente en una situación favorable para contraatacar al adversario. Ahora prima la explosividad de inicio y la velocidad de reacción ante el ataque. La idea es la de “no estar en el sitio” donde estábamos cuando nos atacaban (a esto lo denominan “kara uke” o defensa de vacío) por haber usado el tenshin para colocarnos en una situación favorable. Tanto la acción del tenshin como de técnica defensiva (control) deben ser una respuesta simultánea, sin tiempos muertos.
La quinta y última forma se denomina “Hangeki” (contraataque). Este principio es consecuencia de los otros, cuando somos atacados, la idea de Hangeki es la de defensa y contraataque simultáneo, metiéndose en el distancia hacia el ataque del oponente antes de que finalice la acción de ataque y al mismo tiempo contraatacar.
Con todo este trabajo finalizó la segunda parte del entrenamiento, algo más de tres horas que se esfumaron en un abrir y cerrar de ojos. Un ambiente extraordinario, donde destacaron las ganas de trabajar y de conocer un estilo de Karate que parece lejano al desconocedor, pero que está ahí… tan cerquita de lo que nosotros practicamos en nuestro Bu do Ho del Nanbudo. Tal es así que nuestro Nanbu Doshu Soke, se educó en el Shito Ryu anteriormente a la época de cuando él creó el estilo Sankukai de Karate y que posteriormente evolucionó al Nanbudo. Una vez más excelente planteamiento, dirección y ejecución de esta sesión de convivencia de Budo.
¡Si la foto tardara en hacerse una hora...!
Sergio Medina Shihan, tuvo todo el evento perfectamente organizado y controlado, al final en una sencilla ceremonia procedió al hermanamiento de clubs y agradeció a Agustín Subías su buen hacer y voluntad en este primer evento del año. Además de los alumnos del Club Shizen, disfrutamos de esta sesión los alumnos de Fuentes de Ebro de Agustín (su ya clásica Guardia Petroriana: Manuel Ignacio, Jesús Fraile, Jesús García y J.M. Moldes), Lidia  y Oscar compañeros míos del gimnasio Sankukai de Zaragoza, y yo mismo, procedente de mi Güesqueta.
Puerta del antiguo gimnasio Budokan... ¡el comienzo!
Sergio, después nos llevó a un restaurante próximo donde, además de degustar una buena comida, continuamos con nuestros debates marciales de más actualidad. Tras ello, nos llevaron a visitar en Castillo de Monzón, donde durante una parte de nuestra Historia Nacional fue lugar de Cortes y plaza Templaria. Desde allí se divisa una gran superficie geográfica esplendida. Momento personal de recuerdos y nostalgia fue el pasar por la puerta donde hace unos treinta años atrás tuve la suerte, el honor de ver… de conocer por vez primera al Maestro Nanbu. Según Juan Vera, al que vi este verano pasado en Barbastro, fue en aquel lejano Stage de Nanbudo de 1983 celebrado en el Budokan, donde acompañado de mi hermano José Antonio, Allué y Juanjo (Taekwondo), Juan Onieva (Karate Zaragoza), etc., realicé mi primer cursillo de Nanbudo cuando era cinto verde de Karate.
Y ya desde el Castillo… cada cual para su destino. Agradecer a Sergio y a sus alumnos las atenciones con que nos atendieron… y un ¡Hasta la próxima!

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